Queremos ser más.
Quiero que sepas que estoy orgullosa.
Llega un día en el que te levantas y te piensas que todo va a ser una mierda porque ese día te deberías enfrentar a uno de tus mayores miedo y tu primera opción es salir corriendo sin mirar atrás para no ver lo cobarde que eres.
Ayer por primera vez, me armé de valor y me enfrenté a esa situación que tanto temía. Para que sepas de lo que hablo, desde pequeña he temido estar en un grupo de gente con la cual no me llevo mucho o simplemente no conozco,me cuesta mucho abrirme a esas situaciones y me agobio muy rápidamente, quizás por mi poca autoestima, mi escasa seguridad o por mi cobardía. Pues bien, ayer tenía que hacer frente a ese miedo porque si huía, volvería a ser la misma historia de siempre.
Me sequé las lágrimas, cogí una bocanada de aire y salí de mi casa con la esperanza de que el día se pasará lo más rápido posible.
Cuando llegué miré el móvil con la esperanza de que alguien respondiera a mi llamada de socorro. El día fue pasando y me iba integrando un poco más a medida que pasaban los minutos. Seguía tensa. Llegó el momento en el que desperté y me di cuenta de que la situación no podía seguir así, fui a ese lugar porque realmente yo quería, quería cambiar mi perspectiva y quería sentirme participe de algo. Me armé de valor y hablé con la persona idónea para comentarle el cambio que quería dar.
Los resultados fueron:
"A es una chica que tiene las cosas muy claras, sabe lo que quiere y sabe lo que la cuesta y va a por ello con toda su ilusión y fuerzas"
"A tiene muchas ganas, viene con muchas fuerzas y me encanta ese cambio de mentalidad que ha tenido repentinamente"
"Me encanta que siempre que hablas con ella tenga una sonrisa en la cara, te da seguridad, confianza y por supuesto, felicidad. Debería valorarse un poco más"
Todas estas palabras por parte de personas con las que quería compartir este camino, me dieron muchas fuerzas y muchas dosis de motivación.
Me di cuenta que no es bueno atarte a una persona a la que quizás ni siquiera importes, que no por ella tienes que dejar de hacer ciertas cosas o hacer otras. Quizás esa persona no merece la pena tanto como creías y te puede decepcionar una vez tras otra.
Yo no soy de pensar en que una persona cambia para mal porque en mi caso, al enfrentarme a esta situación que me produjo un estado de ansiedad inexplicable, me ha hecho cambiar para bien.
La moraleja de todo esto, diría yo, es que siempre somos más fuertes de lo que pensamos, que los cambios comienzan con las ganas que tenemos de que se produzcan, con la intención y sin importarte los demás. Solo necesitas una dosis de confianza, en mi caso, ando escasa de eso y bueno, aquí estoy, orgullosa de mí misma y en el comienzo de un día que da pie a este proceso de cambio que tantas buenas cosas me va a dar.