"Tienes que saber por qué recordarlo"
Hoy, un día lluvioso, has vuelto a mi mente después de tanto tiempo. Dueles, dueles muchísimo. He recordado esa llamada de Junio en la que me daban la noticia, oía a mi amiga hablar con un tono muy nervioso solo repetía lo que había pasado. No quería creerlo.
Desde entonces he creído que pasados unos meses levantaría cabeza, lo cierto es que solo he tapado el dolor hasta que algo te hace revivir todo eso.
He aquí mi respuesta:
Por su sonrisa, era preciosa te lo juro. Es lo típico que le veias y lo primero que reconocias era esa preciosa sonrisa. Es que hoy en día aun la recuerdo. Te juro que me daba la vida. Y si cierro los ojos y me la imagino, oigo su risa. Era muy contagiosa, sobretodo cuando le daban ataques de risa. Con el paso de los años descubrí que tenía dos risas: una cuando la fingia o simplemente me tomaba el pelo y la otra cuando era de verdad. Y no te puedes imaginar lo feliz que me hacía hacerle reír, lo feliz que me hacía decir alguna chorrada y oir su risa.
Algo que también recuerdo a la perfección es su cara de desprecio que tanto odiaba y ahora la recuerdo con muchísima ternura. Era ese chico que aunque no me dijera nada cuando entraba en clase, el mero hecho de ponerme la zancadilla para que me cabreara con él y luego me tomara el pelo, me daba la vida. Es que cierro los ojos y me acuerdo de un montón de gestos suyos, que cuando un día me veia mal me venía y me decía: "Eh, no jodas, que yo soy el único que te puede cabrear." Pero él ya tenía a otra aunque a mi me valía con su radiante sonrisa. Recuerdo que cuando sonreía, entrecerraba los ojos y le salían unas arruguillas encima de las mejillas que confirmaban que su sonrisa era real. A menudo su mirada estaba perdida, pero cuando me miraba fijamente no quería que hubiera nadie más a nuestro alrededor, sólo él y yo. Tenía una mirada muy bonita, sincera, de esas de las que se echan de menos hoy en día.
Recuerdo cuando en el día de mi cumpleaños fingió haberse olvidado y en el último minuto del día se hizo el sorprendido y me abrazó. No sé si has experimentado esa sensación de abrazar a alguien y no querer que te suelte nunca. Ese abrazo fue como una ola de calor en ese frío noviembre, fue algo que llevaba ya buscando bastante tiempo. Sentí su aliento en mi nuca, ese aliento que nunca más volvió a manifestarse. Sentí como sus brazos me rodeaban con fuerza. Cerré los ojos y disimuladamente suspiré. Quería que la vida se parara en ese instante. Tonta de mí que no me di cuenta de que ese abrazo no era solo de felicitaciones si no también de auxilio.
Esos intercambios de clase en los que yo hacía lo imposible para salir y encontrarmelo "casualmente" para que me saludara con un "niña".
Le echo de menos. Echo de menos su voz gangosa a la vez que grave y fuerte. Echo de menos que me hablara de hipocresía. Echo de menos discutir con él sobre los detalles más estúpidos de la vida.
Te echo de menos. Que sí, que tengo tu recuerdo , pero necesito tu abrazo. Siempre serás mi ángel, no importa si no te veo, aunque ya te hayas ido. Dijiste que no me lamentara, que seguirías presente y que si te extrañaba, te buscara en mi mente, y eso hago, creeme.
Estés donde estés, sigue sonriendo, por favor.