jueves, 4 de junio de 2015

Llámalo X, Y o Z.

Furia, ira, cabreo, disgusto, desesperación, decepción, pena, llámalo X. 
Todo eso es lo que siento hacia a tí. 
Suena irónico porque tampoco pude ponerle nombre a eso que tuvimos algún día tú y yo, si es que realmente lo tuvimos. 

Me prometí no volver a pensar en tí pero para mi sorpresa vuelves a aparecer y esta vez en forma de engaño. 
Ay soldadito de plomo, que aún no se ha quitado el armazón, prefiero que te quedes tal y como estás y que te hundas con toda la flota de mentiras que tú mismo has creado. 
Mientras tanto, yo estaré en tierra después de haber estado tanto tiempo a deriva, perdida en un mar de dudas y de desilusiones en el que tú mismo me ahogaste. 



Siempre me han dicho que no debería desearle el mal a nadie pero nunca me han dicho que no desee lo que se merece a esa persona y yo espero que el karma, el destino, Dios, Budha, Homer Simpson, Madonna, o quién coño sea el jefe del cotarro, te devuelva lo que has hecho.

No voy a decir lo típico de: "cuando vuelvas ya no estaré" porque sé que no vas a volver y en cierto modo, lo prefiero porque si volvieras te saldrías con la tuya. Solo voy a decir que espero no volver a verte, que espero que sigas a la deriva mucho tiempo más ya que será la única forma de encontrarte contigo mismo. Deja de identificarte con un persona ficticia, deja de ir de puto amo por la vida porque de puto tienes mucho pero de amo(r) poco la verdad. Deja de ocultarte y da la cara -  lo dice alguien que escribe un blog anónimo -. 



Y si haces todo lo anterior, espero que no vengas a mí y me lo cuentes.