domingo, 26 de octubre de 2014

Muñeca de trapo.

"Porque donde unos encuentran solamente excusas, algunos encuentran razones. Y es que tiene gracia la cuestión porque donde algunos se aferran al no, otros luchan hasta el final por tener el sí"

Y te preguntas por qué sigues siendo tan estúpida al pensar en él. 
Necesitas decirle todo esto, necesitas quitarte otro peso de encima pero te planteas la idea de que ni siquiera tú misma sabes de dónde vienen todos estos sentimientos. 
Porque no te quieres dar por vencida hasta que él te deje las cosas claras. Un "no, no quiero saber nada de tí" te dolería menos que esta incertidumbre. 
Piensas que era la pieza que faltaba en tu rompecabezas cuando en verdad faltan más piezas y que tienes que ordenar las que ya tienes. Él no se acordará ni de tu cara ni de tus ojos ni de tu voz porque ni siquiera se plantea la idea de volver a hablarte. 
¿Ves? ¿Por qué sigues así? ¿Por qué sigues perdiendo el tiempo?
Porque aún tienes esperanzas en que en una noche en la que venga hecho mierda de una fiesta te vuelva a escribir eso de que te quiere y que tengas una buena noche. 
Es una mierda. 
Estás loca por pensar en decirle todo lo que sientes por él porque no sabes de dónde procede todos estos sentimientos, no sabes ni por qué escribes esto. Es ridículo. Pensará que estás loca. Pues sí, es lo que te pasa cuando te ilusionas rápidamente. 
El primer amor dicen que tiene un sitio especial en tu corazón, que nunca lo olvidas aunque encuentres a alguien mejor que realmente te merece. El problema está en que ya llevas bastante tiempo intentando tapar el dolor y olvidarle. Llevas bastante tiempo buscándole en los labios de otro, en la mirada de otro. No lo consigues. Para nada. 
Tiene gracia esta situación porque le intentas buscar el lado positivo, le intentas buscar la gracia cuando no la tiene. 
Intentas buscar el foco del dolor para acabar con él pero en esa búsqueda encuentras los buenos momentos, los recuerdos que te provocan unas cosquillas en el estómago acompañadas de una sonrisa. Dicen que tu punto fuerte es la sonrisa, ojalá el pensara lo mismo porque cuando estabas con él era lo único que hacías. 
Ay soldadito de plomo, lo que estás haciendo sufrir a esta muñeca de trapo. 

Y me siento como un niño, 
imaginándome contigo, 
como si hubiéramos ganado por habernos conocido 
esta sensación extraña 
que se adueña de mi cara 
juega con esta sonrisa 
dibujándola a sus anchas 

y vivir así, yo quiero vivir así 
ni siquiera sé si sientes tú lo mismo... 

Me desperté soñando, que estaba a tu lado 
y me quedé pensando, que tienen esas manos 
sé que no es el momento, para que pase algo 
quiero volverte a ver, quiero volverte a ver 
quiero volverte a ver


 Al final del día todos somos prisioneros de alguna memoria, algún miedo o desilusión. Estamos definidos por algo que no podemos cambiar y yo estos sentimientos no los puedo cambiar. Tampoco me quiero liberar de esta desilusión porque el miedo que tengo de perderte es mayor que cualquier memoria o dulce recuerdo. 

jueves, 9 de octubre de 2014

Ahora más que nunca, improvisemos.

Y es que un día te levantas pensando que el día que te espera será igual que el de ayer, que el de antes de ayer y que el de mañana.
De repente llega algo, algo improvisado, algo que no sabes cómo ni cuándo podía pasar, pero pasa. 
Se te rompen todos los planes, todos los esquemas y recoges los pedazos de una conciencia más perdida que una brújula sin polos. Sí. 
Y te preguntas, "¿qué coño hago ahora? ¿qué se supone que tengo que hacer?".
No encuentras respuesta, solo descubres que hay algo en tu interior que vuelve a renacer y que ya no te deja sacarte todo eso de la cabeza.
Mal. Volvemos a lo mismo pero peor. 
Todo tan surrealista y verdadero a la vez. Todo tan improvisado pero planeado, tenía que pasar. O eso creo. 
Joder, llevaba esperandolo más de 1 año  Ya no guardaba ni una esperanza de que pasara, siempre lo idealicé demasiado, quizás. 

Coges aire y te dispones a montarte en el metro, un tren que se convierte en una cárcel que no te deja respirar, que no te deja gritar lo eufórica que estás. Te pones los cascos para aislarte de tus pensamientos. Intento fallido. No te enteras ni de que tu canción favorita está sonando. 
Estrés, agobio, felicidad, una sonrisa de gilipollas y mariposas, muchas mariposas en el estómago. Te miras y remiras en las ventanas del tren para comprobar algo: tu cara está peor de lo que pensabas. Mierda. 

A medida que la mañana avanza te vas relajando y sintiendo más cómoda en esa situación tan sumamente irreal. Intentas disfrutar de cada minuto porque piensas: "quizás sólo tenga esta oportunidad" Yo siempre digo que me quedo con los pequeños detalles, una sonrisa, una mirada, un gesto, algo simple; y así lo hice. 
No sabía cómo había llegado allí, no sabía qué hacía allí, solo sabía que estaba con él. Así de repente como quien no quiere la cosa. 

Pasando de 0 a mil en unos minutos. Pasando de nada a todo y de todo a nada. 
Al fin sentí lo que era estar con él, al fin pude comprobar eso de "¿y si...?" Nada fue como me imaginaba. Nada. Porque no planeamos nada, al menos yo. 
Quiero decir tantas cosas, tengo tal cúmulo de sentimientos, pero tan pocas palabras que el círculo vicioso comienza y no acaba. 
No te imaginas mi sonrisa de gilipollas mientras escribo esto porque aun intento asimilarlo. 
Fue raro, mucho, ambos lo pensamos de hecho. Pero no sé, eramos él y yo. 

Y ahora queda lo peor, este nudo en el estómago. Sólo hundes tu rostro en tus manos esperando que el tiempo pase para comprobar como acaba esto o si simplemente ya ha acabado. 
-¿Qué coño haces pensandolo todavía?
+ No lo sé, solo espero a algo que no existe. 

Y claro ahora te encuentras en esta situación que no sabes si reír o llorar o llorar de la risa o reír mientras lloras. Dios. 
Lo único que sabes es que ha pasado y que te sientes infinitamente feliz. Lo recuerdas todo sonriente, recuerdas su sonrisa, sus ojos y su manera de tomarte el pelo. Sus abrazos. Sus abrazos. Sus abrazos. Una vez más: sus abrazos. Sus latidos acelerados por el RedBull o por tu presencia (quieres pensar que lo segundo). Te quedas con el recuerdo. 
Y piensas que quizás esto te sirva para pasar página de una vez por todas. O quizás no quieras pasar página. 

Nos ha llevado nuestro tiempo llegar a esto, quizás debería dejar que el tiempo vuelva a hacer su trabajo y que sea lo que tenga que ser, improvisado, impredecible. 















No sé si estás leyendo esto pero si lo haces, espero que te quedes con la idea de que me hiciste sentir muy especial aunque no saliera "del todo bien". Te tengo tanto cariño, que a veces duele. Llámame loca o tonta, pero esto es así. Ahora te toca decidir qué hacer.